Prefiero soportar las cadenas de mis propias palabras a sentir la desconfianza en uno mismo que provoca el silencio. Prefiero la risa provocadora y valiente de quién te mira a los ojos, a la carcajada cobarde de los que son incapaces de sostener el peso de una mirada. Prefiero la comprensión de los que viven al borde de la locura, a la compasión ingrata de los que viven colgados de su propia cordura. Y puestos a elegir……… Sobrevivir, que no es cuestión de preferencia.
DISCULPEN LAS MOLESTIAS
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