Una lágrima de San Lorenzo
desterrada de Perseidas
por morena y por fugaz.
Despavorida en su huída
a la luz del mediodía
no dejaba de llorar.
¿Quién me iba a mí a decir?
que la fuerza del destino
la llevara de camino
por el vano del portal.
¿Quién me iba a mí a decir?
entre sombras y entre frío,
su mirada entraría
por la puerta sin llamar.
¿Quién me iba a mí a decir?
Poco a poco se perdía
mientras yo la contemplaba
asomado al ventanal.
Una lágrima de San Lorenzo
desterrada de Perseidas.
¡Estrella Morena! ¡Estrella fugaz!