Manos desnudas e inocentes,
explorando cada palmo de tú piel.
Mirada profunda del descanso
de los dolores profanos.
Palabras translúcidas
emanando de un corazón noble
suspirando en la retaguardia de la melancolía.
Sentimientos regenerados
brotando del silencio de los desconocidos.
Abrazos forjados del calor
de las esperanzas nuevas y frescas
de las almas abatidas.
Miserias y penurias,
espina dorsal de los libres de espíritus
y presos de sí mismos.
DESIERTO
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